Fotógrafa | Dire de Foto | Artista Visual
Heimat
Where we belong
Me fascina el concepto “Heimat” por la poesía que conlleva, permanece abierto a la interpretación individual, lo que significa que se halla ligado a los sentimientos personales y a lo que cada uno entiende por sí mismo.
Heimat como lugar donde nos sentimos en casa, casa como espacio emocional, como refugio para encontrarse con lo mejor de uno mismo. Para mí Heimat remite a un espacio más interno que físico, es decir, instalado en el recuerdo y en lo más profundo de nosotros mismos. Son todas esas sensaciones que te conectan con tus memorias, con tu esencia.
Es todo aquello que se queda como parte de nosotros superando los límites del tiempo. Heimat, además, es un término que va modificando su significado. La importancia del tiempo como agente transversal a nuestra existencia es indudable, siendo uno de los objetos de estudio más explorados de la Historia.
Grandes filósofos como Aristóteles, hicieron visible la incertidumbre que se esconde bajo este concepto. En la Grecia antigua ya se identificaba el tiempo con nociones como la de movimiento, transición, existencia, cambio…
El futuro es totalmente impredecible para nosotros. El cambio en la concepción del tiempo es muy palpable en apenas una generación familiar. El futuro se presenta brumoso y los planes vitales dan paso al lema “nada a largo plazo”. Vivimos en una eterna incertidumbre. No sabemos lo que puede pasar mañana ni donde estaremos dentro de un año.
La incertidumbre ha dejado de ser un miedo para introducirse, de forma natural en nuestras vidas. Nuestra actitud cada vez más acepta la ambigüedad, el cambio o la inseguridad supone una prueba de carácter. La cultura moderna del riesgo se caracteriza porque no moverse es sinónimo de fracaso, y la estabilidad parece casi una muerte en vida. Si este nuevo paradigma, se acepta y se asume, el problema está en la desorientación que supone para nosotros este nuevo escenario que aún conserva fuertemente imaginarios del pasado.
Para esta serie fotográfica he elegido el aeropuerto abandonado de Tempelhof (en Berlín) ya que refleja muchos de los cambios que desde años hemos estado viviendo sin apenas ser conscientes. Me represento con alguien que forma parte de mi más profundo Heimat (hogar), de mi refugio y mi lugar pertenencia, que cada vez es menos un territorio, y más las personas importantes, que de alguna manera son parte de nosotros: nuestra familia, nuestros amigos que siguen ahí. Me remito a Sennet cuando dice que “aquellos aspectos del carácter que unen a los seres humanos entre sí y brindan a cada uno de ellos de una sensación de un yo sostenible”. Él me interesa mucho cuando cuestiona aspectos del propio carácter humano en los tiempos que corren: “¿Es posible modelar y componer nuestro propio relato cuando asumimos que el nuevo capitalismo dispone de nosotros y nos deja a la deriva?”
Una de las frases más conocidas de Ulises, representación del creador de sí mismo, es la que alude al presente:
“No hay pasado ni futuro, todo fluye en un eterno presente”.
Podemos crear nuestra propia historia, pero ésta estará compuesta de fragmentos que surgen de momentos cruciales en nuestro devenir del cambio, del vuelo, de cada vez estar más desarraigados de un territorio para convertirnos en personas en una continua adaptación.
Irene Cruz