Fotógrafa | Dire de Foto | Artista Visual
Björk
​What I have to tell the world
Datos técnicos: Cada cuadro de esta serie se produce en 30 x 30 cm. Hahnemühle.
Cada vez que siento que mi piel se rompe en el metal me ayuda a estar tranquila, y la tranquilidad es donde necesito estar. Tengo cicatrices en la piel, en el corazón, en el alma... que me recuerdan a mí misma. Cada vez que me siento sola y olvidada, tengo que creer en algo, como los ángeles para respirar. Cada vez que veo mi dolor, latiendo acompasadamente, necesito callar. En el silencio, donde escondo mi miedo. Puedes ver en mis ojos, puedo ver en mi reflejo.



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Björk es una historia contada con emociones que hablan de nuestra vulnerabilidad, a la que nos dejamos llevar, en determinadas circunstancias. una fragilidad que nos lleva no sólo a la valentía sino también al sacrificio, y con ello a la necesidad de exponernos sin muros ni defensas. Sólo hubo una pequeña planificación previa; simplemente surgió, de forma natural, como un retrato de una época de exploración personal y fotografía.
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La idea surgió cuando descubrí el significado de la palabra "Björk", un árbol típico de los bosques escandinavos que se caracteriza por su singular corteza en forma de cicatriz, que representa su historia. Para contar esta historia quise crear un símil entre sus cicatrices y las de mi propio cuerpo. Una forma de contar mi propia historia de vida a través de la poesía visual.
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Irene Cruz
Skymningsagor från Sverige
"Skymningsagor från Sverige" son historias de Suecia que hablan de nuestra vulnerabilidad, soledad y libertad... Estas imágenes son parte de una metáfora de deseo. El deseo de volar más allá de mis propios fantasmas.
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Para ello me he valido de la escenografía en la que más cómoda me siento: el bosque, pues es un lugar de símbolos y significados.
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Simplemente me enamoré de esos paisajes en enero de 2012.
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Irene Cruz - About Skymningsagor från Sverige.
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Las imágenes de Irene Cruz de Suecia son verdaderamente una imagen contada de la realidad de la belleza de ese país lejano, místico, mágico, profundo... no siempre es fácil de entender y amar para todos.
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Las imágenes te hacen sentir parte del interminable paisaje vasto, sintiendo la profundidad de los bosques y la frialdad del agua.
Raquel Téllez
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Tyst är lunden, och sjön, som kysst
Strandens somnade ros, är tyst.
[…] Stilla, drömmande stilla.
” Silenciosa está la arboleda, y el lago, como siendo besados
Callada está la rosa dormida en la playa
[…] Silenciosa, soñando en silencio”
Al igual que la hoja de abedul caída perturbará la quietud de la superficie del lago y enviará suavemente ondas hacia afuera, hacia la pared de árboles que la rodean, cuando posé mi mirada en el trabajo de Irene Cruz Skymningssagor från Sverige a través de mi mente reverberaron los ecos de un recuerdo, un recuerdo del poeta sueco Viktor Rydberg que encabeza este texto y con ello, mis propios recuerdos de Escandinavia.
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Como recién llegado al rincón más al norte de Europa, la mayoría de las conversaciones cotidianas con los locales que mantuve giraban en torno a los largos e implacables inviernos en contraste a las breves y felices semanas de verano. Una mente sureña, acostumbrada a estaciones más gentiles, se encuentra tan a menudo obsesionada con dichos contrastes que ignora con facilidad la belleza que nos aguarda en no en cada uno de los ciclos estacionales nórdicos si no en las transiciones entre los mismos. A finales de octubre y principios de noviembre, cuando llegan los vientos fríos y desnudan los árboles de sus últimas hojas, que la luz escasea el mundo se recude a una escala de negros, blancos y grises deslavados, es el periodo. Irene Cruz, cuyo viaje a la Suecia central tuvo lugar en estas fechas, fue veloz en captar la magia que yace en todo ese decaimiento, una magia quizás no tan obvia que aquella del helado país de las maravillas en que se convierte Escandinavia en el invierno, pero una magia ni un ápice menos atractiva para el ojo entrenado en la apreciación de lo poco común y convencional.
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Tal y como Cruz aprendió durante su estancia en Suecia, caminar por los bosques desnudos y silenciosos, llena al alma de paz, una quietud de la mente que viene casi siempre de un profundo sentido de melancolía. En un mundo que decae y se marchita, se queda uno solo para dirigir la mirada hacia adentro y contemplar la maraña de emociones que lleva dentro, desde las alegrías calladas a los deseos incumplidos. La serie “Flying withoout wings” es testimonio de ello, un alma humana que ansía abrir sus alas y atravesar el agudo azul del cielo. En ningún otro lugar como en la cristalina, cualidad de espejo del agua en un lago nórdico se refleja este deseo con tanta claridad, y con tanto dolor. Uno desearía alargar la mano y sentirlo, casi acariciarlo, pero nunca asirlo del todo. Así son casi siempre los deseos humanos.
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Si “Flying without wings” ilustra los anhelos internos, las dos series consiguientes “Fragility” y “Björk” resaltan otro leitmotiv: la fragilidad de una vida que debe luchar para prevaler contra todo pronóstico. Como las ramas del abedul (de ahí el nombre Björk) se desnudan con el abrazo de acero de los vientos otoñales, así como las mujeres en sus fotos se desnudan de toda protección y exponen su alma a los árboles vigías como su único e imperturbable testigo. En ningún otro momento como en estos brutales inviernos nórdicos se siente uno tan frágil. Como la luz de una vela que puede desvanecerse de un soplido. Así como en ningún otro lugar se siente uno tan fuerte, capaz de mirar al miedo en los ojos y superar cada prueba. Este contraste está siempre presente en Skymningssagor från Sverige, y ella misma no vacila en cambiar de retratadora a retratada en algunas de las instantáneas. ¿Qué es la fragilidad de un artista, salvo la fragilidad humana en su totalidad?
José Rojo Martín, journalist.